El silicio

La otra noche, mientras veís El Código Da Vinci, me puse a observar atentamente al albino que se autoflagelaba con el silicio y el látigo. "Qué wevá más grande" decía yo, mientras comía chocolate como condenada, sin importarme que parece que estuviera hibernando, porque como y duermo todo el día.
Al otro día mientras me vestía, escogí unos jeans, esperando no sentirlos tan apretados en aquella complicada zona de las piernas... craso error. Siguen estando tan apretaditos como hace 2 semanas. Yo me hago la weona tratando de pensar en la retención de líquidos, en que me voy a indisponer (aunque me falten 2 semanas), en que hoy no me los quiero poner, etc. Sin embargo sé, para mis adentros, que tengo 2 malditos kilos de más que no he podido bajar.

Cuánto nos torturamos las mujeres con nuestra figura...
Algunas pegan fotos de la Kate Moss y la Charlize Theron en la puerta del refri, para recordarles no arrasar con toda la comida, si alguna vez quieren ser como aquellas musas.
Otras se compran jeans una más pequeña, pensando en aquel "futuro lejano e incierto" en que realmente puedan caber allí, y por mientras obviamente se torturan pensando en el bendito (o maldito) pantalón cada vez que les baja el hambre.
Otro conocido caso es aquel en que simplemente se ponen esos pantalones que les aprietan tanto, para recordarles lo gordas que están cada vez que por su nariz pasa un delicioso choripán con mayo... ta madre qué desagradable.
Muchas se miran con desprecio el lunes por la mañana, en pelotas en el baño antes de ducharse, agarrándose el rollo regalón, mientras repiten con mucha pasión y poca convicción "hoy día si que empiezo la dieta", la cual es suspendida más menos a las 7 de la tarde, por "motivos de fuerza mayor".
Otras se pesan duro y tupido, para constatar los avances, o más bien retrocesos, del "régimen", descubriendo en el acto (y con horror) que si hay alguien que no sabe mentir es esa maldita perra, llamada balanza.
Y nunca falta, la que con algo de desconfianza pregunta insistentemente a X (inserte variable: amiga, pololo, marido, mamá, hermana, etc) si la encuentra más gorda, esperando la reacción en milisegundos y analizándola por completo (incluye cara, tono de voz, mirada, gesto, etc.).

¿Y así y todo encuentro una tontera andar todo el día con una wevá clavada en la pierna para recordarte lo que Jesús sufrió?... No hay salud.